Lo he intentado, he leído sobre cómo enamorarte de ella, cómo sacarle la utilidad de la que todo el mundo habla y por la que se preparan, parece ser como si la vida les fuese en el intento. Cada día más voces con capacidad de difusión, promulgan sus bondades de manera casi evangélica… pero lo siento, no me convence. Quizás sea yo un negacionista que, valga la redundancia, niega su incapacidad de verle el lado maravilloso, y digo esto porque seguro que lo tiene, pero a mí me cuesta digerirlo más que un cocido madrileño en una terraza de la Puerta del Sol en pleno agosto, y eso que soy un zampabollos.
Llegado a este punto creo que muchos de vosotros sabréis ya a qué me refiero, pero por si las moscas la mencionaré con respeto y miedo, como si de Voldemort o Darth Vader se tratase, no sea que me tome la matrícula y me haga la vida imposible en un futuro que, según algunos, ya predicen como muy cercano e incluso los más avanzados en la materia celebran su ya establecimiento.
A mí lo de la IA me suena a ciencia ficción, y no lo digo con intención de defenestrarla, pero tampoco creo que sea la panacea. Es más, me atrevo a decir, aun a riesgo de poner en peligro mi pellejo ante un posible escarnio público por parte de sus más que devotos y acólitos defensores de su grandeza en esta red, que por cierto, va de mal en peor y ese es el motivo de que me prodigue tan poco, aunque dudo que mi ausencia sea motivo de desasosiego por parte de nadie… pero eso es otra publicación para otro día.
Una Inteligencia Artificial o IA no puede dar vida a un Picasso o un Velázquez, no puede mejorar cualquier foto de Helmut Newton o de mi propia hija, que es una maravillosa profesional de la fotografía. Y no porque no pueda, que sin duda ya lo ha hecho, pero hay algo que no conseguirá jamás: poner alma, añadir carácter y personalidad, conseguir la autenticidad a base de ser persistente y dar miles de pinceladas o apretar el obturador una y mil veces hasta conseguir la imagen perfecta.
Nos inundan las imágenes generadas gracias a combinar unos y ceros, y sin embargo hay escasez de profesores y maestros de matemáticas y ciencias. Ahora la receta de cómo hacer un filete a la plancha o un simple huevo frito salen de un “prompt generator” como si lo hubiese dicho algún ente divino.
En fin, no sé si tendré o no un problema, pero lo que tengo claro es que no saldré corriendo a ponerme al día con algo que no me atrae en absoluto. Buscaré lo auténtico, aplaudiré la música hecha con una guitarra, las lentejas en una olla a fuego lento, artistas que aún se manchan las manos, que ponen corazón.… personas.
Tengo claro que poseo más pasado que futuro, pero este último no estará marcado por una IA o un coche que no suena al arrancar. No soy "cool"
hashtag#humildad hashtag#humanidad hashtag#opinión hashtag#LinkedIn hashtag#motivación
hashtag#whatinspiresme hashtag#personalbranding hashtag#marcapersonal
A mí lo de la IA me suena a ciencia ficción, y no lo digo con intención de defenestrarla, pero tampoco creo que sea la panacea. Es más, me atrevo a decir, aun a riesgo de poner en peligro mi pellejo ante un posible escarnio público por parte de sus más que devotos y acólitos defensores de su grandeza en esta red, que por cierto, va de mal en peor y ese es el motivo de que me prodigue tan poco, aunque dudo que mi ausencia sea motivo de desasosiego por parte de nadie… pero eso es otra publicación para otro día.
Una Inteligencia Artificial o IA no puede dar vida a un Picasso o un Velázquez, no puede mejorar cualquier foto de Helmut Newton o de mi propia hija, que es una maravillosa profesional de la fotografía. Y no porque no pueda, que sin duda ya lo ha hecho, pero hay algo que no conseguirá jamás: poner alma, añadir carácter y personalidad, conseguir la autenticidad a base de ser persistente y dar miles de pinceladas o apretar el obturador una y mil veces hasta conseguir la imagen perfecta.
Nos inundan las imágenes generadas gracias a combinar unos y ceros, y sin embargo hay escasez de profesores y maestros de matemáticas y ciencias. Ahora la receta de cómo hacer un filete a la plancha o un simple huevo frito salen de un “prompt generator” como si lo hubiese dicho algún ente divino.
En fin, no sé si tendré o no un problema, pero lo que tengo claro es que no saldré corriendo a ponerme al día con algo que no me atrae en absoluto. Buscaré lo auténtico, aplaudiré la música hecha con una guitarra, las lentejas en una olla a fuego lento, artistas que aún se manchan las manos, que ponen corazón.… personas.
Tengo claro que poseo más pasado que futuro, pero este último no estará marcado por una IA o un coche que no suena al arrancar. No soy "cool"
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