Me he dado cuenta de lo fácil que es dar y sobre todo recibir consejos, porque oye ser coach de vida, es todo un arte a estas alturas y como hemos nacido para tener el monopolio de la verdad absoluta y además es gratis, por qué no?, Quién me lo va a impedir?
Vivimos en una época en la que cualquier persona, yo el primero, tiene el privilegio de escribir cuatro palabras medianamente enlazadas y creernos un referente para otras personas, pero hemos de ser, lo primero, respetuosos con las personas que lo leerán y cautos a la vez que coherentes para no crear polémicas innecesarias.
Viendo como está el patio, he recordado una frase que es la que comparto y que mi padre me inculcó cuando tuve uso de la poca razón de la que aún disfruto y es importante recalcar que jamás tuvo la necesidad, por fortuna para mí, de aplicar la norma en ningún momento, no porque yo fuese un santo que no era el caso sino porque aprendí rápido a mantener la boca cerrada sabiendo que podía ser un arma poderosa y dañina.
Cuidado con lo que leemos, pero más con lo que escribimos.
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